Tuesday, June 28, 2011

Take Care, Take Care, Take Care

Uno de los principales representantes contemporáneos del mundo del rock mudo y las guitarras progresivas, Explosions in the Sky, sacó su sexto disco de estudio después de una gira y un descanso de cuatro años. En estos casos, la pregunta que inevitablemente juega en nuestra cabeza es ¿valieron la pena estos cuatro años de espera?

Con un soundtrack y cinco discos detrás, la banda aprovechó el tiempo entre su quinto trabajo y Take Care, Take Care, Take Care para empujar y romper las barreras del post rock (aunque la banda no se sienta identificado con el término) a alturas increíbles. Con una base de oyentes creciente, es increíble que una banda instrumental, de una discográfica independiente, y de una escena under, haya logrado tanto reconocimiento.

El cuarteto de Texas sabe exactamente con qué tipo de rock instrumental se siente cómodo: a diferencia de varias bandas instrumentales de art rock, Explosions in the Sky se encarga de llenar oídos y pulmones con rock de tres guitarras, una batería, y un poco de bajo. Trabajando con la misma fórmula desde hace 10 años, es difícil en cierta manera sentirse decepcionado por Take Care. La banda sigue buscando belleza en la textura sonora cueste lo que cueste, en un disco de seis canciones que llega a los 46 minutos. Explosions in the Sky conoce de memoria las ventajas de su música y no tiene miedo en demostrar la capacidad de doblar la estructura tradicional de la canción para desplegarse en crescendos y decrescendos.

Sin embargo, no se puede decir que la banda no hace de todo para mantener la propuesta interesante: la experimentación dentro del concepto instrumental se da en Trembling Hands, canción en la que hacen uso de un sampler con voces repitiendo “ha ha ha”. De cualquier manera, el disco se sintetiza como más de lo mismo, pero ejecutado con un talento increíble, en un escenario en el que el baterista Chris Hrasky trata de robar protagonismo luciéndose con terribles juegos rítimicos. Los fanáticos de la banda van a notar un cambio dentro de lo qué estaban acostumbrado a escuchar de la banda, especialmente en canciones como Last Known Surroundings y en otras con un leve uso de guitarras acústicas o violines. Mientras tanto, los demás que no estén muy familiarizados con otros discos post rock tienen que preguntarse si están de humor para escuchar un disco instrumental o no. 


#357 - Explosions in the Sky (2011)

Tuesday, June 21, 2011

Burst Apart


El cuarto disco de the Antlers, Burst Apart, salió sobre una ola de tremendas expectativas,  después del tercer disco que sacó la banda hace dos años, Hospice. Peter Silberman había sacado dos discos antes de este tercero, aunque fue su mirada poetica y su facilidad por relatar una historia continua y desgarradora lo que lo despegó de estar grabando discos desde su sótano a buscarse una banda y sacarse el tag de “lo-fi”.

La primera mitad del disco parece está interesada en complementar el sentimiento nostálgico y abandonado del disco anterior, intentando ser de alguna manera, un estilo de respuesta a lo vivido en Hospice. I Don’t Want Love no podría abrir mejor el álbum, ampliando el sonido lo-fi en el que se había posicionado la banda hace dos años y rompiendo los oídos con guitarras claras y resonantes, bajo la voz clara de Peter Silberman. Sin embargo, es la segunda mitad del disco, sin el peso de Hospice sobre los hombros, es la que logra explayarse infinitamente sin dejar de lado la temática nostálgica y la desesperación endeble.

Una de las estrategias principales de Burst Apart parece ser la de crear un ambiente cómodo para que la voz de Silberman pueda llorar y rogar tranquilamente. Por lo menos este objetivo se cumple perfectamente, con una producción justa y capas mimetizantes de instrumentación profunda. Aunque la intención de hacer resaltar la voz de Silberman no podría ser más acertada, siendo uno de los instumentos más notorios de la banda, la densidad de la que se ocupa de crear esta producción puede llegar a jugar desfavorablemente por momentos. Por un lado, la banda se esfuerza intensamente en crear un escenario que se mimetize con las letras, mientras uno está esperando con ansías a que termine la canción.

Lo que definitivamente me parece más interesante del disco es el sentimiento de transición: canciones que suenan como transformaciones y recorridos entre temas mucho más concretos y directos. Mientras el posicionamiento de canciones en el disco anterior se encargaba de contar una historia líneal y continua, el patrón de orden en Burst Apart está intencionado a hacernos sentir que estamos en un viaje turbulento pero bien direccionado. Y aunque no conocemos ni entendemos completamente el destino, el placer está en el camino.

#356 - The Antlers (2011)

Friday, June 17, 2011

Goodbye Bread


Ty Segall se consagró el año pasado como uno de los puntos de referencia más interesantes del garage rock, con su cuarto disco, Melted. Un artista que en discos anteriores prefería esconderse en gritos y distorsiones que en varios casos llegaban a un lìmite cohesivo. Sin potencial enterrado en esas canciones era indiscutible, y bastó una producción un poco más refinada para que la crítica empieze a escucharlo de manera diferente. Después de sacar un tremendo disco en vivo, grabar su sesión en Daytrotter, y tocar sin parar por Europa y Estados Unidos, Segall se encerró un par de semanas para grabar el que sería su quinto disco, advirtiendo un enfoque mucho más limpio y fresco.

Durante la grabación de su disco anterior, Ty Segall encontró la confianza para mostrar un lado mucho más tranquilo, sin necesidad de esconderse, sin miedo experimentar con canciones lentas y melódicas. Sin dudas, esas eran las canciones que se distinguían del disco, con la intención de mantener la frescura dentro del garage rock pegadizo que tanto conocemos pero que puede llegar a empalagar. En Goodbye Bread, Segall logra seguir sonando distorsionado a la vez que recorre los límites de su propio género entre barreras psicodélicas y de glam rock, cada vez más cerca de encontrar el sonido específico que mejor le queda. Cada una de las canciones habrían resaltado en Melted, y más en sus discos anteriores, sin quedar desubicadas.

Solos cortos pero fuertes, bajos levemente distorsionados, baterías grabadas en sótanos, los ingredientes de todas las bandas de garage son enunciados de memoria al momento de describir el sonido de estas bandas. Goodbye Bread no trae nada nuevo a la mesa, no es un giro repentino para nadie, aunque no deja de ser un paso en la dirección correcta. Jugando con influencias variadas entre the Kinks, the Troggs y T. Rex, Segall madura como compositor a pasos medianos, jugando con varias influencias pero sin apropiarse completamente de ninguna.

Mientras el papel que tiene el rock distorsionado de garage en la música actual es confuso, discos como Goodbye Bread son los que marcan pequeños hitos para un género al borde de hartar oídos. Ty Segall, con una carrera constantemente en renovación a los 23 años de edad, puede llegar a ser el capitán encargado de mantener el garage a flote, trabajando a cuatro manos para sacar material solista y en colaboración con varias bandas al mismo tiempo. Goodbye Bread puede ser clasificado como "más de lo mismo" pero sonar fresco e interesante, como una tentación a sumergirnos en un género del que en un par de años seguramente nos dé verguenza acordarnos.

#355 - Ty Segall (2011)

Tuesday, June 7, 2011

Arabia Mountain

Después sacar un bueno-pero-no-tan-gratificante quinto disco, 200 Million Thousand (2009), el cuarteto de Atlanta supo que tenían que cambiar algo para atraer atención a su próximo trabajo. Entonces, con la intención de sofisticar su sonido crudo y distorsionado, los garageros Black Lips consiguieron que Mark Ronson les dé una mano en la producción del album. La noticia se difundió por todos lados ya que era la primera vez en mucho tiempo en la que la banda no iba a figurar como únicos productores de su disco. Además, revisando la lista de discos en las que colaboró Ronson (artistas que van desde Lilly Allen, Adele, Amy Winehouse, Robbie Williams), se esperaba cualquier otro productor menos él.

Arabia Mountain llega como una colección interesante de 16 temas rápidos de la banda, como bien conocíamos en Good Bad Not Evi (2007). La gran mayoría no tardan mucho en pegarse e incrustarse en la cabeza, especialmente cortos como Raw Meat o Modern Art. Cuando en los discos anteriores se predecía una dirección extensivamente experimental y psicodélica, esta estrategia queda temporalmente ausente, por lo menos hasta You Keep On Running, el último tema del disco, en la que se sacan las ganas de usar punteos ácidos, y abriendo y cerrando en una misma canción, un ambiente bien stoner y lisérgico.

La producción de Ronson actúa de una manera muy pasiva sobre el disco, puliendo el potencial del disco como un conjunto más que ocuparse de cada canción en particular. La idea de sofisticar el flower punk de los Black Lips, y salir con un sonido mucho más limpio y digerible fue un camino tomado y pensado por la banda, por lo que Ronson sabe mantenerse al margen en términos de composición pero saber cómo reforzar sin influir.

La incorporación de un productor no implicó un cambio tan drástico y significativo como se esperaba. En comparación con lo que veníamos escuchando de la banda, se distingue el uso de solos psicodélicos y otro tipo de instrumentación que enriquecen el disco y marcan un punto de alejamiento del lo-fi característico de la banda. A pesar de esto, la nueva sofisticación trajo algo que no es del todo cómodo: antes existía un balance cómodo entre la precariedad de las letras y la indiferencia en la calidad de sonido. Ahora que la banda se anima a entregar una articulación más honesta, las letras quedan expuestas al rojo vivo, sin ningún pobre truco fidélico que las respalde.

#354 - Black Lips (2011)

Thursday, June 2, 2011

Suck It and See

Desde que se volvieron el mayor fuzz de Gran Bretaña a mediados de la década pasada, con su primer disco, cada nuevo album de los Arctic Monkeys se esperaba mordiendo inquietamente las uñas. Y hasta el tercer trabajo, Humbug, la banda parecía estar perfectamente encaminada, superándose con cada esfuerzo. Sin embargo, eran varios los fanáticos de Whatever People Say que, encerrados en sus propias expectativas, quedaban atónitos al escuchar, de la mano que había escrito temas como Mardy Bum, canciones tan oscuras e impenetrables como the Fire and the Thud, o I Haven't Got My Strange. Todo parecía indicar que las ansias y expectativas hacia la llegada del cuarto disco de los Arctic Monkeys, se iban a ver severamente perturbadas otra vez.

Sin importar qué tanto se hubiera inflado el comentario de Matt Helders al advertir que el cuarto disco de la banda iba a ser mucho más simple, creo que nadie se esperaba Brick by Brick. En el video que sacó la banda para mostrar un poco qué es lo que el nuevo disco se traía, se escuchaba a Helders tomando el micrófono, y cantar una letra muy simple acompañado por la banda y un riff repetitivo (que no se confunda con los punteos también repetitivos a los que la banda estaba acostumbrada a tocar). Varios, incluidos los alabadores de Humbug y los no tanto, se adelantaron a decir que era una de las peores canciones del cuarteto. Don't Sit Down 'Cause You Moved Your Chair fue el primer single oficial de la banda: un tema pesado y oscuro pero desde un punto de vista distinto a Humbug.

Suck It and See es definitivamente el disco más pop de la banda: un album lleno de baladas melódicas con tremendos solos y mucho reverb. Americanizados a full, la banda hace uso de shalalas, huuhuu, con la influencia de Josh Homme tratando de meter rock n' roll donde quede lugar. Aunque no sea el tipo de material que querríamos escuchar de los Arctic Monkeys, una vez que se dejan de lado las primeras impresiones, se pueden descubrir canciones con un muy buen material compositivo, como That's Where You're Wrong. Especialmente, es Library Pictures la canción que destruye el climax melodioso que canciones como She's Thunderstorms habían empezado a armar, y que saben terminar sin más interrumpciones. Es ese tremendo tema agresivo y rápido el que simboliza un pedazo de Humbug y los lados-b del mismo; seguido por All My Own Stunts, con una estructura y enfoque similar. Sin embargo, en los momentos sobrantes, las veces que la banda se tira a sacar los esqueletos del ropero para rockear los oídos con bajos distorsionados y tremendos solos, los hace en forma de canciones simples, y planteos a medio trabajar.

Se puede decir que Humbug fue el río definitivo que había separado a los fanáticos de los monos, entre los nostálgicos que no pueden escuchar ni Crying Lightning y los abiertos al nuevo sonido oscuro y refinado de la banda. En ese mismo panorama, Suck It and See es una corriente completamente contraria al que este último lado del río estaba listo a defender hasta la muerte. Sin importar de qué lado estás, hasta en Humbug se escuchaba por lo menos a la misma banda, usando herramientas propias y mejoradas para hacer música diferente al primer disco; pero el cuarto disco de los Arctic Monkeys suena como una banda completamente diferente, en el que esas herramientas quedan muy al fondo, y se le da lugar a otra instrumentación para tomar el protagonismo.

#353 - Arctic Monkeys (2011)