“Why would you live anywhere else?” pregunta Bethany Cosentino en The Only Place, “We've got the ocean, got the babes / Got the sun, we've got the waves”. Semejante carta de amor superficial dirigida a la costa Californiana difícilmente resulte sorpresiva. Después de todo, Best Coast consiguió un lugar entre los soundtracks de veraneo más significantes con su primer disco Crazy for You (2010). Este año vuelven con The Only Place, disco que los muestra buscando maneras distintas de seguir cantándole a la playa y a los desamores estacionales. Pero más que nada a la playa.
The Only Place se distingue instantáneamente de su predecesor con una producción completamente distinta. Mientras Crazy for You estaba mucho más preocupado en mantener un sonido atmosférico, este nuevo trabajo posiciona la voz de Cosentino en un primer plano, con muchos menos efectos difusos y de reverb. La simplicidad lírica y tonal de Best Coast es algo que anteriormente se complementaba de una manera natural e interesante bajo una producción retrógrada. Y de ahí es donde surge el principal problema del disco: lo que antes funcionaba tan bien escondido bajo una sábana lo-fi, esta vez queda desmantelado ante la producción de Jon Brion, y lo que se encontramos debajo puede llegar a desilusionar.
La otra mitad de Best Coast, el multi-instrumentalista Bobb Bruno, cumple su parte rompiendo las barreras tímbricas con las que la banda se había encuadrado, y hace lo posible para destacar a cada canción por lo menos en ese plano. Dreaming My Life Away se aleja de la costa oeste americana y se adentra al Caribe con vibráfonos y platillos latientes; pero más allá de otras pocas excepciones, lo que hace a cada canción identificable termina siendo el estribillo fácil. Y quién puede echarle la culpa al pobre Bruno, cuando la gran mayoría de las canciones no varían más que de “canción de batería y guitarra rápida” a “balada de batería y guitarra lenta”.
Si se va a hablar de The Only Place como un esfuerzo más primitivo que con lo que la banda venía tocando, es una crítica que tendría que ir dirigida puramente a los límites armónicos en los que Best Coast se cercó. Aunque lo más fácil sea desvaluar al disco por sus “tontas letras de amor”, no hay que olvidarse que la simplicidad puede llegar a ser la mejor manera de explicar sentimientos complejos. Coros repetitivos como “There’s no one like you” (en No One Like You) o “I want to see you forever and ever / forever and ever” (en Up All Night), son de los más usados en la historia de la música, pero por es por alguna razón que son con los que es más fácil sentirse identificado.
Best Coast no tiene miedo de repetir arreglos o melodías (más de una puede llegar a causar serios déjà vus), tanto como de saturar estructuras convencionales y reciclar quejas amorosas. A su vez, los elementos que juegan a favor de the Only Place no difieren mucho de los que hicieron a Crazy for You un disco tan fácil de enganchar oyentes. Sí, Cosentino evolucionó consideradamente como vocalista, pero las canciones más fáciles e inmediatas siguen siendo las más pegadizas. Y con la repetición, es increíble cómo un disco al que lo enfrentamos escépticamente en primera instancia, termina finalmente creciendo sin prejuicios.
#378 - Best Coast (2012)
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