El año pasado, The Men llegaba para saturar parlantes y auriculares con Leave Home, su primer y aclamado disco via Sacred Bones Records. Porque, dejando de lado que el trabajo era un popurrí de influencias variadas y disonantes, había algo en común que unía a todas estas canciones bajo un mismo techo: la banda estaba decidida a exagerar cada estilo hasta el máximo, sea subiéndole la distorsión, apoyándose en la repetición, además de no gastar más de dos pesos en un estudio de grabación. Y aunque Leave Home se volvió una novedad para cualquier sediento de noise punk, existían un par de asuntos problemáticos que se repetían en cada discusión acerca del disco, y es que The Men fallaban a la hora de encontrar un orden lógico o comprensible dentro de tanto ruido y elementos musicales antónimos, sin terminar de desarrollar profundamente en ninguno.
Por un lado, el nuevo disco de la banda, Open Your Heart, mantiene ésta amplia y englobante disposición de estilos, una clara señal de que the Men es una banda que se encuentra fascinada de una manera hiperactiva frente a todos los distintos géneros e influencias que se pueden tomar a la hora de hacer un álbum y que todavía mantenga la etiqueta de “rock”. Por eso, la sensación de escuchar este trabajo puede familiarizarse más a la de escuchar un compilado en vivo de un festival con Spacemen 3, The Stooges, The Ramones, The Replacements, Sonic Youth, y un poco de rock-era Neil Young, que a la de un único recital.
Ahora, The Men se acerca de una manera coherente a un sentimiento de unidad y fluidez de principio a fin, y sin bajar la guardia en lo que respecta a mantener nuestros oídos atentos. Esta se vuelve una de las cualidades más admirables de Open Your Heart: una consistencia de calidad que mantiene una línea interesante, incluso en los largos temas instrumentales y repetitivos. Abriendo con la energética Turn It Around, la banda nos tiene enganchados desde el principio con un riff Zeppelinero, guitarras distorsionadas peleando cuerda a cuerda por ganarse el protagonismo, y una batería furiosamente inquieta y sedienta de rapidez. Animal continúa con el mismo volumen rítmico aunque de una manera más compacta y blusera, y con vocales más del lado del grito afónico más que de la voz relativamente calmada.
Country Song, si bien no una canción country en el sentido convencional de la palabra, sirve por lo menos para demostrar qué es lo que entiende la banda cuando se habla de country. Calmándose en una lenta transición instrumental con un efecto trémolo sobre un riff repetitivo y llevadero, culminando en Oscillation, donde los trémolos cumplen una función completamente distinta dentro de una zapada krautrock-esca más humana que mecánica. Please Don’t Go Away irrumpe inmediatamente, entregándose al shoegaze voluminoso no tan perfeccionista, y terminando esta seguidilla elemental e iniciando el trío de cortas canciones que, aunque en cierto sentido rompen esta fluidez laboriosa, resultan ser las más memorables del disco.
De esta manera, la banda no se despide sin la oportunidad de experimentar con una balada sí merecedora de ser llamada country en Candy, o el instrumental de siete minutos y medio de Presence, mejor perteneciente a la ópera prima de Spiritualized antes que al disco de Led Zeppelin. Puede que Ex-Dreams falle en entregar la cortina adecuada a los 45 minutos de duración del disco, encanta por última vez recordando tanto a Nirvana en sus interludios instrumentales, o al Sonic Youth de Lee Ranaldo con sus melodías apaciguantes.
Incluso con un amplio repertorio de estilos, la banda sabe con qué perillas experimentar y seguir haciendo un disco rockero como pocos, y es lo que hace a Open Your Heart, uno de los discos más concretos y concisos del año, por lo menos desde ese punto de vista. Puede ser que muchos seguidores de lo que venía haciendo la banda anteriormente se sientan desilusionados al ver que la agresión y crudeza relativamente se fueron, aunque sea definitivamente un paso en adelante para la banda. Y si bien The Men probablemente será por siempre la banda de género indeciso, tratando cada disco como un paseo al más vivido museo de rock ‘n’ roll, hay un patrón a señalar en cada canción que se encaren a dar vida, que no es otra cosa que energía en su forma más pura.
#376 - The Men (2012)
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