Lo primero que llama la atención al escuchar a Guillermo Alonso es la calidez de su voz, que pega con la ternura de sus letras de actitud dulzona. Nada más con su guitarra criolla puede crear paisajes enteros, descriptos en detalle por un rasgueo o un susurro. Muchas de las letras de Coiffeur hablan de viajes, haciendo de la simpleza y el minimalismo su lenguaje.
Su voz y su guitarra: no se necesita más. Y sin embargo, cuando incorpora otros instrumentos muy de fondo, cada intervención resulta precisa, deliberada: piano, flauta traversa, violín, teclado, nunca están para rellenar nada más, imprimen a cada canción una distinción.
La crítica ya se refiere a él como la promesa del folk-pop argentino por su tono barrial y optimista, además de esa onda de tranquilidad que transmite cuando pronuncia, hace que uno salga de escuchar Coiffeur de buen humor. No Es superó ampliamente las expectativas post debut y fue el disco del año para el indiefolk argentino: tuvo el valor de repeteriste sin ser igual.
get it
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Su voz y su guitarra: no se necesita más. Y sin embargo, cuando incorpora otros instrumentos muy de fondo, cada intervención resulta precisa, deliberada: piano, flauta traversa, violín, teclado, nunca están para rellenar nada más, imprimen a cada canción una distinción.
La crítica ya se refiere a él como la promesa del folk-pop argentino por su tono barrial y optimista, además de esa onda de tranquilidad que transmite cuando pronuncia, hace que uno salga de escuchar Coiffeur de buen humor. No Es superó ampliamente las expectativas post debut y fue el disco del año para el indiefolk argentino: tuvo el valor de repeteriste sin ser igual.
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