Monday, October 22, 2012

Shields

Explotar de la música sus propiedades paisajistas es un talento virtuoso. Y ésta cualidad en Grizzly Bear es indiscutible: al pensar en los orígenes de la banda es tan fácil pensar en montañosas tierras noruegas o en recónditos bosques europeos. Es por eso que pensar en ellos como una banda suburbana de Brooklyn es la peor caída a tierra que puede llegar a sufrir cualquier persona que se haya perdido en la desolación de Veckatimest (2009) o hasta en los delicados paisajes de Yellow House (2006). Pero a medida que avanzan en carrera, Grizzly Bear va vislumbrando las inevitables influencias de la escena pop de Brooklyn, siendo Shields definitivamente un gran salto hacia delante.

En el proceso de grabación la banda se concentró en revaluar sus métodos compositivos, dando lugar a otras técnicas que se diferencian esencialmente de lo que la banda venía haciendo. Los roles se fueron compartiendo, evidente en canciones donde ni el protagonismo vocal ni la división estructural son estrictos. Las canciones resultan tan inmediatas que pueden llegar a hacer lugar de manera brusca, y no tan fácil como los singles más inmediatos de los discos anteriores. Incluso la complejidad en el disco se distingue entre la discografía. Mientras trabajos como Veckatimest tenían varias capas de producción e instrumentación complementaria detrás, Shields (producido por el bajista Chris Taylor) opta por dejar que los timbres fluyan crudos, entregándose a la imperfección natural de los sonidos dentro de un panorama armónico tan precioso como siempre.

Sleeping Ute, el primer adelanto que escuchamos del disco, abre el disco de una manera sumamente potente, con la guitarra y la voz de Daniel Rossen como navajas perfectas. Pero sin importar qué tan directo y orientado al rock que pueda parecer la canción, el saxo y la orquesta no tardan mucho en entrar, y el aire cambia completamente para terminar con Rossen repitiendo las melodías pero sobre una base sumisa. Más furiosa aún resulta ser el segundo adelanto del disco, Yet Again, con la dulce pero decisiva voz de Ed Droste volando sobre una guitarra sucia y la batería instintiva de Christopher Bear, todo bifurcándose en un final caótico.

Speak In Rounds puede empezar como un descanso entre estos dos singles, con el bajo y la percusión marcando el tiempo, pero no tarda mucho en tomar velocidad con una guitarra acústica incesante. Igualmente, Shields tiene mucho lugar para momentos más tranquilos: además de la coda ambiental de Adelma, Droste se luce en the Hunt, tanto como en Gun-Shy, posiblemente una de las canciones más llevaderas y “fáciles” del disco, por más contrapuntísticos que sean los estribillos. La experimentación tímbrica es un elemento con el que la banda continúa rompiendo límites propios. Sea tanto en canciones como los cierres del disco Half Gate y Sun In Your Eyes, Grizzly Bear se vio muy influenciado por los recitales que compartió con filarmónicas americanas estos últimos años, haciendo de la orquestación un elemento muy distintivo en el disco y hasta contrastante entre varios momentos de distorsión y rapidez.

Las canciones que se diferencian de un lento tempo tienen una distinción importante que va más allá de una visualización a single o radial. No hay absolutamente ni un segundo de relleno, ni un momento no memorable, ni una canción que te pida volver a escucharla más tarde. Incluso la labor lírica se encuentra más atenta que nunca, abarcando sentimientos de soledad (Half Gate) o de cuestionamiento existencialista a partir de un futuro incierto (Yet Again), siempre haciendo hincapié finalmente en un verso esperanzado.

Puede que se deba mayormente a la producción reveladora de Taylor, pero Shields parece ser el disco más humanista de la banda desde que Grizzly Bear dejó de ser un proyecto de dormitorio de Droste. Después del fantástico Veckatimest, este último disco nos muestra a una banda insegura de su futura, explotando de la mejor manera que saben sus cualidades y su única visión musical para dar lugar a uno de los mejores trabajos del año.

#384 - Grizzly Bear (2012)

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