Thursday, August 4, 2011

In the Mountain In the Cloud

Desde Waiter: “You Vultures!”, su primer disco en 2006, Portugal. The Man supo cómo mantenerse ocupado. Sacando un disco por año, acercándose al reconocimiento medial pero alejándose progresivamente de sus raíces, cada nuevo año traía un nuevo trabajo y al mismo tiempo una nueva cara. Pero ¿qué tiene el sexto disco de la banda que haya carecido en su carrera pasada? Para empezar, In the Mountain In the Cloud es el primer disco de los alaskeños lejos de una discografía cuasi independiente, y de la mano de Atlantic Records se armaron con un plantel magistral de productores.

Recién llegaron a los oídos de varios con su segundo disco, Church Mouth (2007), que aunque pasó muy desapercibido, mostraría una faceta psicodélica y experimental excepcional a la que prefirieron no volver a visitar en el futuro. Censored Colors llegó en 2008, considerado una de las producciones más ambiciosas del año y de la carrera de la banda. Llevando el neutro rock psicodélico a territorios orientales al mismo tiempo en que ampliaban la línea de instrumentación sin miedo de experimentar con trompetas jazzeras ni instrumentales audaces, Censored Colors marcó un antes definitivo para la banda. Los años traerían al cuadrado y convencional The Satanic Satanist (2009) juntó a su versión acústica The Majestic Majesty el mismo año, y American Ghetto (2010), disco que a diferencia de su anterior, no estaba tan desesperado por sonar accesible y tradicional, pero sí mostraba a una banda poderosa recuperándose y desesperada por no desaparecer en el olvido.

Se puede decir que Portugal. The Man pasó gran parte de su carrera buscando la mejor manera de explotar su sonido, intentando ser un monstruo pop mientras esquivaban el rock psicodélico ambicioso que los hizo gigantes en primer lugar. Mirándolo de esa manera, In the Mountain In the Cloud es una vuelta a ese sonido en proporciones chicas. Mientras que el disco no es un borrón y cuenta nueva después de sus discos anteriores: no es difícil encontrar las baladas poperas de the Satanic Satanist y el beat de American Ghetto.

Con So American abriendo el disco y mostrando sus influencias Bowiescas sin miedo, se puede hacer una idea bastante tangible de lo que el disco nos espera. Es por esta razón que, aunque definitivamente me alegra escuchar a la banda esforzándose por ampliar sus propios límites en la producción e instrumentalización del disco, muchas veces se siente como si estuviéramos escuchando la misma manera de grabar y estructurar la canción una y otra vez. Llenos de guitarras, violines, coros incesantes, Portugal. The Man no deja de repetirse a si mismo dentro del disco, como un copy paste en las ecualizaciones y mezclas.

Sin embargo, hay momentos que se destacan dentro del disco. Sleep Forever cierra el disco tomándose su tiempo en formar capas y capas para explotar en su debido momento. Son canciones como estas o el single Got It All que brillan con sus excesivos falsetes en un disco en un disco un poco redundante, no solo en la manera de producir las canciones, sino también cuando se evalúan las progresiones de acordes, y las melodías. Me alegra poder escuchar el disco y que me guste por lo menos un poco a diferencia de lo odioso que cada disco se volvió después de Censored Colors. Supongo que en un año podremos saber si la banda sigue encaminada en el sonido que le conviene como identidad, o en el sonido que le conviene como producto.

#364 - Portugal. the Man (2011)

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